Después de nuestro picnic, mi hijo se fue corriendo hacia la orilla. Empezó a saltar en el agua.
Saltaba y se reía, saltaba y se reía. Le encantaba como salpicaba el agua.
Decidí quitarme los zapatos y mojarme también los pies.
Y recordé que hay que intentar de disfrutar del mundo como lo hacen los niños.
No se quien se lo pasó mejor.
Ava
Eso es verdad!! se os ve disfrutar!
ResponderEliminarCuanta razón!
ResponderEliminarSi dejasemos salir al niñ@ que llevamos dentro más a menudo...
El perro se pegó un banquete a vuestra costa, ja, ja.
Genial! Así es como deberiamos vivir: con la ilusión de los niños.
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente, se os vé superhappies! Es cierto eso de que se aprende y recuerda mucho gracias a los niños, un beso!
ResponderEliminar