viernes, julio 29, 2011
jueves, julio 28, 2011
Un día de playa
Suele ser muy común escuchar a la gente hablar de la playa con alegría, entusiasmo y hasta fanatismo. La gente comenta lo mucho que le gusta ir a la playa y como le encanta sentarse en la orillita y relajarse.
Yo vivo en un pequeño pueblo costero con inmensas playas de arenas que son bañadas por aguas de la Bahía de Cádiz. Idílico, no?.............
Pues voy a hacer una pequeña descripción lo que es un día de playa para mí.
Organizar el bolso de la playa es toda una aventura.
1. Crema solar de factor 30 para los niños, 50 para mi marido y otra 15 para mí.
2. 4 toallas.
3. 2 o 3 bolsas pequeñas, por si acaso.
4. 2 paquetes pañuelos de papel.
5. Un par de manguitos para mi hijo pequeño. (Algunas veces llevo dos pares porque se rompen al intentar colocárselos en los bracitos y el niño se niega entrar en el agua hasta que no siente ambos brazos presionados por el plástico lleno de aire)
6. Gafas de sol para todos.
7. Gafas de bucear para el niño.
8. 3 o 4 botellas de agua casi congeladas. (Previamente colocadas en el congelador para que lleguen a ese estado)
9. Una muda de pantalón y camiseta para los niños. (Con niños nunca se sabe)
10. Algunas monedas para pagar al aparca-coches de turno, que se aprovecha de las circunstancias del verano e intenta hacer un dinerito. ¡Ahh! y las demás monedas para un polo de hielo que te pide los niños al salir de la playa. Quien se niega a este pequeño capricho con el calor que hace.
11.¡¡LA MERIENDA!! Para los niños por supuesto. Yo soy incapaz de comer en la playa nada que no esté en una bolsa de plástico y que tenga la misma cantidad de sal que la de mis labios tras salir del agua.
12. Un peine. Indispensable. (¿Te has mirado en un espejo justo después de salir de la playa? Cuando lo hagas entenderás porque digo que es sumamente necesario)
13. Móvil. Nunca se sabe si ves un hurto o un ahogamiento y tienes que llamar urgentemente a las autoridades pertinente para que vengan hacer su trabajo. O mejor aún, que te llamen y puedas decir eso de: "no, aquí en la playa descansado.."
14. Un buen libro o revista.
15. Un cubo, una pala, un rastrillo, un par de moldes, un colador, un embudo. Cuando llego a la playa y escucho a los niños pelearse por el único rastillo me pregunto porque no me traje dos de cada.
16. 2 0 3 esterillos para la playa.
17. Sombrilla
Nunca voy a la playa antes de las 5 de la tarde. El calor suele ser insufrible y me es imposible organizarme para ir a primera hora de la mañana. Suelo ir anunciando que vamos a la playa un día o dos antes para así mis hijos me obliguen a cumplir con mi palabra.
Cuando llega el fatídico día D y hora H. Hago de tripas corazón y comienza mi cruzada.
Tras embadurnar a mis hijos y a mí misma en crema solar. -Cada uno la que le corresponde.- Cogemos todos los bártulos y nos metemos en el coche que lleva todo el día empapando calor del sol y está a unos aproximados 45ºC. Lo de ir en coche no es porque la playa este lejos de casa. Simplemente no me gusta volver de la calurosa playa llena de salitre y arena con la ropa raspándose contra la piel. No olvidare mencionar las constantes quejas de mis hijos, en el camino de vuelta, diciendo lo cansados que están, lo mucho que les duele los pies y las tremendas ganas que tienen de llegar a casa.
Al llegar al paseo marítimo tengo que armarme de gran paciencia para encontrar un sitio de aparcamiento mientras me enzarzo en una carrera automovilística con sevillanos, Jerezanos y otros ciudadanos de ciudades del interior de la península que aún no han desconectado del estrés de sus vidas cotidianas.
Hacemos nuestra entrada a la playa, siempre por los caminitos establecidos por el Ayuntamiento. Suelen ser caminos hechos por tablones de madera. No siempre están nivelados y mis hijos suelen hacer que el camino sea todo un desafío contra la gravedad.
Por fin llegamos a la tan temida arena caliente. Como todos sabemos andar por la arena no es nada fácil. Sobre todo cuando vas cargada con dos o tres bolsos grandes, sombrilla y demás enseres para el disfrute de la playa. No olvidemos que esta una constantemente vigilando que los niños no se me despisten entre la gente allí presente. Ahora buscar un lugar idóneo para montar el campamento. Ahí no que hay un grupo de adolescentes jugando al futbol, ahí tampoco porque hay cuatro familias con sus neveras, toldos y televisión haciendo algún tipo de convivencia, ahí menos que hay una pareja de homosexuales haciendo demostraciones de su amor y luego tus hijos te hacen preguntas comprometidas que no sabes cómo contestar ya que aún son muy jóvenes para comprender la vida como nos la quieren hacer ver.
¡LLEGAMOS! Entre una familia completa de abuelos, tíos, niños y padres y un grupo de ancianas, carbonizadas por el sol, que pasa el rato haciendo punto. (Aun no entiendo esta afición de hacer labores en la playa, supongo que no lo entenderé en la vida)
Primero las esterillas de playa, bien colocadas e intentando colocar unas piedras en sus esquinas para que el viento no las levante. La bolsas bien colocadas encima para que no entren en contacto con esta fina arena que se pega permanentemente a ellas y no se desprenden hasta que llegas a tu pulcra casa para instalarse allí hasta que llegue el siguiente verano.
En mi cabeza no cabe la posibilidad de dejar caer las toallas sobre la arena. ¿Porque? se preguntara más de uno.....Pues para mi secarte la cara y el cuerpo después de un baño en el mar no puede ir directamente relacionado con una exfoliación de la arena incrustada en los hilos de la toalla. Además por mucho que las sacudes y las lavas nunca vuelven a ser las mismas. Ver arena en los cajones de las toallas en febrero no es mi idea de unas toallas limpias.
Por fin he colocado cada cosa en su lugar. La sombrilla ubicada de forma que le de sombra a los niños. El bolso puesto estratégicamente para que la crema solar no se convierta en un líquido a punto de ebullición. Las chanclas colocadas en un lugar para que cuando decidas ponértelas no te causen quemaduras de tercer grado en las plantas de los pies. En fin.
Los niños están más que preparados para meterse en el agua y yo estoy en un estado de deshidratación por tanta sudoración, ¡UFF!
Ya dentro del agua. - que esta simple experiencia necesita una entrada para sí sola en mi Blog- me encuentro con una madre animando a su hijo hacer 'pipi' en la orillita, explicándole a la señora que la acompaña. "..Es que el niño no aguanta...el mar lo coge todo..." ¿¿QUE??....sin comentarios... Mis hijos que claramente vienen poco a la playa gritan con gran sorpresa. ¡¡Mamá, Mamá, el agua tiene sal!! Yo mientras pienso.- No lo digáis muy alto hijos míos que se van a creer que os tengo encerrado en un zulo.
La verdad que el rato que estamos dentro del agua luchando con las olas y haciendo demostraciones de la poca coordinación que tengo para subirme sobre una colchoneta inflable es divertido. Y lo que da más satisfacción es ver mis hijos disfrutar. Siempre y cuando no te golpee una lata de refresco que trae el oleaje o se te enrede una bolsa de plástico del 'Mercadona' entre las piernas.
Llega el momento de salir del agua.....Los niños corren hacia la orilla completamente desorientados sin saber con exactitud donde esta nuestro cuartel general. Yo grito sobre el ruido del oleaje y el murmullo de la gente para que me esperen porque temo que se van a perder. Por fin llegamos y los niños pisan mis pulcras esterillas dejando sus pequeñas huellas de arenoso pies sobre ellas... y ahora donde me siento yo!!
Intento aparentar calma y bienestar mientras mis hijos hacen excursiones, entre la gente, hacia la orilla para coger agua para elaborar su castillo de arena. Sonrío apretando los dientes mientras sacuden la pala llena de arena mojada, que cae sobre mí, y me dicen "¡Mira Mami como llueve arena!"
Tras dos o tres horas de un sol abrasador, saboreando labios resecos y salados, soportando la sensación de aspereza en la piel y sin parar de sacudirme las manos llenas de una sospechosa mezcla de crema solar, zumo derramado de la merienda de mi hijo y arena, hago el anuncio de que nos vamos a casa. Con sus respectivas consecuencias de quejas y llanto de parte de los niños que aún no les ha parecido suficiente la vivencia.
Comienza "Operación Salida de la Playa"
Como están absolutamente todas nuestras pertenencias rebozadas en arena, comienzo por enjuagar los cubos y las palas en la orilla de mar. Curiosamente sin gran éxito ya que cada vez que creo que ha llegado uno de los objetos de excavación limpio a una bolsa, mi hijo Julio lo ha sacado para así continuar con sus juegos.
Recojo las esterillas dándoles violentas sacudidas para intentar desprender todo aquello que se le haya pegado durante la jornada. No entrare en detalles para los que tenéis un estómago delicado.
Cierro con sumo cuidado la sombrilla porque si no se hace con exactitud no entra en la bolsa ceñida en la que venía cuando la compre. (Para hacer un inciso ya no uso la sombrilla y me he deshecho de ella ya que llego a un estado de oxidación digno de un documental.
Nos colocamos con cuidado las chanclas y nos dirigimos a las duchas públicas, vía pasarela de madera con sus antes mencionadas consecuencias. He aquí donde la cosa se pone verdaderamente esperpéntica. Por regla general se encuentra uno una larga cola de personas pacientemente esperando su turno para las dos únicas duchas a 200metros a la redonda. Me causa mucha ansiedad ver como un niño malgasta agua dulce para llenar sus cubos de plástico para luego tirarlos sin razón aparente a la arena. ¡Por fin nos toca a nosotros! Hago todo lo posible en retirar todo rastro de arena de las pequeños cuerpos de mis hijos y hacerlo con toda la rapidez posible para evitar la miradas penetrantes de los allí presentes. Nos secamos todo lo posible para que cuando lleguemos al coche no dejemos un antiestético surco en la tapicería de los asientos. No olvidemos que el coche lleva 2 o 3 horas en un parking bajo un sol de justicia. Así que los refrescantes baños en el mar no han servido para nada. La ropa se me pega a los brazos y espalda, las orejas las tengo rellenas de arena y el pelo tiene tacto de estropajo viejo.
Llegamos por fin a casa y comienzo a lavar toallas, bañadores, fregar chanclas y volver a colocar todo aquellos enseres que hay en la bolsa de la playa en su lugar.
Terminó el estrés de la experiencia.
La única satisfacción de ir a la playa: DUCHARTE DESPUES
Por si tienes alguna vez ganas de invitarme a la playa solo pido dos cosas:
- Que me avises con bastantes días de antelación.
O mejor aún.
- Que me lleves a una piscina con cloro, césped y bar cerca. :-)
Rebecca
Yo vivo en un pequeño pueblo costero con inmensas playas de arenas que son bañadas por aguas de la Bahía de Cádiz. Idílico, no?.............
Pues voy a hacer una pequeña descripción lo que es un día de playa para mí.
Organizar el bolso de la playa es toda una aventura.
1. Crema solar de factor 30 para los niños, 50 para mi marido y otra 15 para mí.
2. 4 toallas.
3. 2 o 3 bolsas pequeñas, por si acaso.
4. 2 paquetes pañuelos de papel.
5. Un par de manguitos para mi hijo pequeño. (Algunas veces llevo dos pares porque se rompen al intentar colocárselos en los bracitos y el niño se niega entrar en el agua hasta que no siente ambos brazos presionados por el plástico lleno de aire)
6. Gafas de sol para todos.
7. Gafas de bucear para el niño.
8. 3 o 4 botellas de agua casi congeladas. (Previamente colocadas en el congelador para que lleguen a ese estado)
9. Una muda de pantalón y camiseta para los niños. (Con niños nunca se sabe)
10. Algunas monedas para pagar al aparca-coches de turno, que se aprovecha de las circunstancias del verano e intenta hacer un dinerito. ¡Ahh! y las demás monedas para un polo de hielo que te pide los niños al salir de la playa. Quien se niega a este pequeño capricho con el calor que hace.
11.¡¡LA MERIENDA!! Para los niños por supuesto. Yo soy incapaz de comer en la playa nada que no esté en una bolsa de plástico y que tenga la misma cantidad de sal que la de mis labios tras salir del agua.
12. Un peine. Indispensable. (¿Te has mirado en un espejo justo después de salir de la playa? Cuando lo hagas entenderás porque digo que es sumamente necesario)
13. Móvil. Nunca se sabe si ves un hurto o un ahogamiento y tienes que llamar urgentemente a las autoridades pertinente para que vengan hacer su trabajo. O mejor aún, que te llamen y puedas decir eso de: "no, aquí en la playa descansado.."
14. Un buen libro o revista.
15. Un cubo, una pala, un rastrillo, un par de moldes, un colador, un embudo. Cuando llego a la playa y escucho a los niños pelearse por el único rastillo me pregunto porque no me traje dos de cada.
16. 2 0 3 esterillos para la playa.
17. Sombrilla
Nunca voy a la playa antes de las 5 de la tarde. El calor suele ser insufrible y me es imposible organizarme para ir a primera hora de la mañana. Suelo ir anunciando que vamos a la playa un día o dos antes para así mis hijos me obliguen a cumplir con mi palabra.
Cuando llega el fatídico día D y hora H. Hago de tripas corazón y comienza mi cruzada.
Tras embadurnar a mis hijos y a mí misma en crema solar. -Cada uno la que le corresponde.- Cogemos todos los bártulos y nos metemos en el coche que lleva todo el día empapando calor del sol y está a unos aproximados 45ºC. Lo de ir en coche no es porque la playa este lejos de casa. Simplemente no me gusta volver de la calurosa playa llena de salitre y arena con la ropa raspándose contra la piel. No olvidare mencionar las constantes quejas de mis hijos, en el camino de vuelta, diciendo lo cansados que están, lo mucho que les duele los pies y las tremendas ganas que tienen de llegar a casa.
Al llegar al paseo marítimo tengo que armarme de gran paciencia para encontrar un sitio de aparcamiento mientras me enzarzo en una carrera automovilística con sevillanos, Jerezanos y otros ciudadanos de ciudades del interior de la península que aún no han desconectado del estrés de sus vidas cotidianas.
Hacemos nuestra entrada a la playa, siempre por los caminitos establecidos por el Ayuntamiento. Suelen ser caminos hechos por tablones de madera. No siempre están nivelados y mis hijos suelen hacer que el camino sea todo un desafío contra la gravedad.
Por fin llegamos a la tan temida arena caliente. Como todos sabemos andar por la arena no es nada fácil. Sobre todo cuando vas cargada con dos o tres bolsos grandes, sombrilla y demás enseres para el disfrute de la playa. No olvidemos que esta una constantemente vigilando que los niños no se me despisten entre la gente allí presente. Ahora buscar un lugar idóneo para montar el campamento. Ahí no que hay un grupo de adolescentes jugando al futbol, ahí tampoco porque hay cuatro familias con sus neveras, toldos y televisión haciendo algún tipo de convivencia, ahí menos que hay una pareja de homosexuales haciendo demostraciones de su amor y luego tus hijos te hacen preguntas comprometidas que no sabes cómo contestar ya que aún son muy jóvenes para comprender la vida como nos la quieren hacer ver.
¡LLEGAMOS! Entre una familia completa de abuelos, tíos, niños y padres y un grupo de ancianas, carbonizadas por el sol, que pasa el rato haciendo punto. (Aun no entiendo esta afición de hacer labores en la playa, supongo que no lo entenderé en la vida)
Primero las esterillas de playa, bien colocadas e intentando colocar unas piedras en sus esquinas para que el viento no las levante. La bolsas bien colocadas encima para que no entren en contacto con esta fina arena que se pega permanentemente a ellas y no se desprenden hasta que llegas a tu pulcra casa para instalarse allí hasta que llegue el siguiente verano.
En mi cabeza no cabe la posibilidad de dejar caer las toallas sobre la arena. ¿Porque? se preguntara más de uno.....Pues para mi secarte la cara y el cuerpo después de un baño en el mar no puede ir directamente relacionado con una exfoliación de la arena incrustada en los hilos de la toalla. Además por mucho que las sacudes y las lavas nunca vuelven a ser las mismas. Ver arena en los cajones de las toallas en febrero no es mi idea de unas toallas limpias.
Por fin he colocado cada cosa en su lugar. La sombrilla ubicada de forma que le de sombra a los niños. El bolso puesto estratégicamente para que la crema solar no se convierta en un líquido a punto de ebullición. Las chanclas colocadas en un lugar para que cuando decidas ponértelas no te causen quemaduras de tercer grado en las plantas de los pies. En fin.
Los niños están más que preparados para meterse en el agua y yo estoy en un estado de deshidratación por tanta sudoración, ¡UFF!
Ya dentro del agua. - que esta simple experiencia necesita una entrada para sí sola en mi Blog- me encuentro con una madre animando a su hijo hacer 'pipi' en la orillita, explicándole a la señora que la acompaña. "..Es que el niño no aguanta...el mar lo coge todo..." ¿¿QUE??....sin comentarios... Mis hijos que claramente vienen poco a la playa gritan con gran sorpresa. ¡¡Mamá, Mamá, el agua tiene sal!! Yo mientras pienso.- No lo digáis muy alto hijos míos que se van a creer que os tengo encerrado en un zulo.
La verdad que el rato que estamos dentro del agua luchando con las olas y haciendo demostraciones de la poca coordinación que tengo para subirme sobre una colchoneta inflable es divertido. Y lo que da más satisfacción es ver mis hijos disfrutar. Siempre y cuando no te golpee una lata de refresco que trae el oleaje o se te enrede una bolsa de plástico del 'Mercadona' entre las piernas.
Llega el momento de salir del agua.....Los niños corren hacia la orilla completamente desorientados sin saber con exactitud donde esta nuestro cuartel general. Yo grito sobre el ruido del oleaje y el murmullo de la gente para que me esperen porque temo que se van a perder. Por fin llegamos y los niños pisan mis pulcras esterillas dejando sus pequeñas huellas de arenoso pies sobre ellas... y ahora donde me siento yo!!
Intento aparentar calma y bienestar mientras mis hijos hacen excursiones, entre la gente, hacia la orilla para coger agua para elaborar su castillo de arena. Sonrío apretando los dientes mientras sacuden la pala llena de arena mojada, que cae sobre mí, y me dicen "¡Mira Mami como llueve arena!"
Tras dos o tres horas de un sol abrasador, saboreando labios resecos y salados, soportando la sensación de aspereza en la piel y sin parar de sacudirme las manos llenas de una sospechosa mezcla de crema solar, zumo derramado de la merienda de mi hijo y arena, hago el anuncio de que nos vamos a casa. Con sus respectivas consecuencias de quejas y llanto de parte de los niños que aún no les ha parecido suficiente la vivencia.
Comienza "Operación Salida de la Playa"
Como están absolutamente todas nuestras pertenencias rebozadas en arena, comienzo por enjuagar los cubos y las palas en la orilla de mar. Curiosamente sin gran éxito ya que cada vez que creo que ha llegado uno de los objetos de excavación limpio a una bolsa, mi hijo Julio lo ha sacado para así continuar con sus juegos.
Recojo las esterillas dándoles violentas sacudidas para intentar desprender todo aquello que se le haya pegado durante la jornada. No entrare en detalles para los que tenéis un estómago delicado.
Cierro con sumo cuidado la sombrilla porque si no se hace con exactitud no entra en la bolsa ceñida en la que venía cuando la compre. (Para hacer un inciso ya no uso la sombrilla y me he deshecho de ella ya que llego a un estado de oxidación digno de un documental.
Nos colocamos con cuidado las chanclas y nos dirigimos a las duchas públicas, vía pasarela de madera con sus antes mencionadas consecuencias. He aquí donde la cosa se pone verdaderamente esperpéntica. Por regla general se encuentra uno una larga cola de personas pacientemente esperando su turno para las dos únicas duchas a 200metros a la redonda. Me causa mucha ansiedad ver como un niño malgasta agua dulce para llenar sus cubos de plástico para luego tirarlos sin razón aparente a la arena. ¡Por fin nos toca a nosotros! Hago todo lo posible en retirar todo rastro de arena de las pequeños cuerpos de mis hijos y hacerlo con toda la rapidez posible para evitar la miradas penetrantes de los allí presentes. Nos secamos todo lo posible para que cuando lleguemos al coche no dejemos un antiestético surco en la tapicería de los asientos. No olvidemos que el coche lleva 2 o 3 horas en un parking bajo un sol de justicia. Así que los refrescantes baños en el mar no han servido para nada. La ropa se me pega a los brazos y espalda, las orejas las tengo rellenas de arena y el pelo tiene tacto de estropajo viejo.
Llegamos por fin a casa y comienzo a lavar toallas, bañadores, fregar chanclas y volver a colocar todo aquellos enseres que hay en la bolsa de la playa en su lugar.
Terminó el estrés de la experiencia.
La única satisfacción de ir a la playa: DUCHARTE DESPUES
Por si tienes alguna vez ganas de invitarme a la playa solo pido dos cosas:
- Que me avises con bastantes días de antelación.
O mejor aún.
- Que me lleves a una piscina con cloro, césped y bar cerca. :-)
Rebecca
miércoles, julio 27, 2011
Receta No. 5, Una merienda fácil
En el año 2001, yo vivía en Granada y trabajaba como profesora en una academia de inglés. Cuando llegué a esa bella ciudad por la primera vez, vivía en una residencia de chicas que estaban estudiando en la universidad. Muchas veces cuando era la hora de merendar, nosotras nos tomábamos el cafelito con estas galletas y hablabamos de unos programas de la tele que eran entonces la GRAN moda de toda España -- se llamaban "Gran Hermano" y "Operación Triunfo".
¿Os recordais de esta época?
A las chicas que vivían conmigo les explique que me gustaba comer estas galletas a la Cheesecake (tarta de queso).Estas galletas tienen el mismo sabor delicioso que la tarta de queso que publiqué la semana pasada pero no necesitas mucho tiempo para preparlas para comer.Y me parece perfectas para cuando llegue una visita a tu casa y apetece algo más que las galletas solas para tomar con el café.
Primero necesitas sacar ...
Primero necesitas sacar ...
Galletas María.
Y para elaborar
Primero, untar una cucharada de queso philadelphia en la galleta.
Después hay que untar una cucharita de mermelada por encima del queso y ...
¡Voila! Ya tienes algo igual de rico que una tarta de queso pero sin todo el trabajo para acompañar al café!
Ava
martes, julio 26, 2011
Anécdotas de niños 2
Julio no lo podemos considerar un estudiante ejemplar.(Recordemos que solo tiene 4 años) Pero eso de colorear y hacer trabajos que requieren destreza manual no es su fuerte. Su señorita Ms. Ashort (O como él la llama 'Mi. Ashito' de forma cariñosa.) me comenta que cada vez que hay que hacer alguna ficha o trabajo manual se le cambia el ánimo. Suele tener, a diario, mil y una justificaciones para evitar la pesada labor de pintar unas cuantas líneas en un papel. Se dirige a ella con la cara desencajada y le dice que esta malito, que no le sale bien o mejor aún, que tiene frío.
Pero aquí viene lo mejor.
Un buen día se acercó a la mesa para decirle completamente en serio que no tenía cerebro. Tal era el problema que le describe con solemnidad que su cerebro lo tenía en el pie. En cualquier otra circunstancia se le llevaría urgentemente a un neurocirujano. Pero con un poco de persuasión de la señorita se volvió a su mesa para terminar su trabajo.
Mi hijo Julio tiene una edad entrañable y llena de geniales anécdotas. La mayoría aportada por su señorita del cole.
Hace unos dias en clase mientras la Ms.Ashito estaba de pie delante de la clase explicándoles algo. Julio se levanta de su silla se acerca a ella y le empieza a pellizcarle el codo. Levanta la mirada y le dice: "¿Sabes que te estas arrugando?"
Hoy hemos salido a dar una vuelta para disfrutar del día veraniego y tomarnos una cervecita en una terracita al lado de casa. Los niños jugaban alrededor de la mesa y mi marido y yo disfrutábamos del calorcito que nos transmitían los rayos del sol. Pedimos unas tapitas para nosotros y el almuerzo para los niños. Como no, Sergio pidió espaguetis y Julio un filete empanado con patatas fritas. Cuando llego la comida se sentaron inmediatamente para devorar la comida. A Sergio le pusieron los espaguetis en un plato hondo encima de uno llano y señalando al plato me pregunta: "¿Mami porque ponen dos platos?" y le contesto: "Es que la comida se presenta así." a lo que el responde: "¿Y si ya la conoces?".
Como es muy habitual en Julio, no quería trabajar en clase así que se dirige a su seño de inglés y le dice que de su cerebro caen gotas. Aunque su señorita comprende perfectamente español solo le habla en ingles le pide al profesor de gimnasia que le pregunte en castellano exactamente qué le pasa. Su explicación es clara y concisa. 'A mi cerebro le caen gotas porque estoy agotao.' (Cualquier excusa es buena para no hacer su ficha de inglés, supongo.)
Un día después del colegio mi hijo Julio y yo nos sentamos en la mesa de la cocina a merendar. Yo había estado en un curso de fondant el día de antes y tenía una deliciosa tarta decorada con fondant en la mesa. Así que fue fácil para mi decidir que iba a tomar. Me senté con una cuña bastante grande de bizcocho y empecé a devorarlo. Julio que estaba sujetando las puertas de la despensa mirando dentro intentando decidir que le apetecía tomar. Después de estar un ratito ahí mirando se vuelve hacia la mesa y se sienta en la silla. Me mira mientras yo me zampo un bocado de tarta tras otro me pregunta si puede comerse el fondant que yo había dejado en el borde del plato. "¿Mami me puedo comer esto?" "Claro" respondo yo, y le advierto que está muy dulce. "No pasa nada" me responde y empieza a picar trozos de fondant y metérselo en la boca. Después de un rato le pregunto si quiere probar un pedacito de bizcocho, todo esto mientras le enseño un cachito en el tenedor.
El mira el tenedor con cara de asco y me dice. "Mami, yo le digo a mi cerebro: abre la boca. Pero mi cerebro dice: no, no."
Yo no puedo evitar reírme a carcajadas y mientras yo me rio casi sin control y me mira con una expresión de desconcierto. Cuando yo ya recupero el aliento y dejo de reír el me pregunta en tono crítico. "¿Por qué te ries, Mami?"
Esta Semana Santa salimos a ver una procesión, con mi hijo Julio, que pasaba por la puerta de la casa de mis padres. Al pasar un nazareno con la bolsa de caridad le di una moneda a mi hijo para que la echara en la bolsa. Al hacerlo el nazareno le dió una estampa con la imágen de la Vigen de la Esperanza. Mi hijo la coge con una sonrisa de oreja a oreja y la mira muy detenidamente. Levanta la mirada y me mira con los ojos llenos de algeria e ilusión me dice. '¡ME HA TOCAO UNA VIRGEN!"
A lo que mi marido comenta: Le ha hecho más ilusión que si le hubiera tocado un cromo de Cristiano Ronaldo.
Rebecca
Pero aquí viene lo mejor.
Un buen día se acercó a la mesa para decirle completamente en serio que no tenía cerebro. Tal era el problema que le describe con solemnidad que su cerebro lo tenía en el pie. En cualquier otra circunstancia se le llevaría urgentemente a un neurocirujano. Pero con un poco de persuasión de la señorita se volvió a su mesa para terminar su trabajo.
Mi hijo Julio tiene una edad entrañable y llena de geniales anécdotas. La mayoría aportada por su señorita del cole.
Hace unos dias en clase mientras la Ms.Ashito estaba de pie delante de la clase explicándoles algo. Julio se levanta de su silla se acerca a ella y le empieza a pellizcarle el codo. Levanta la mirada y le dice: "¿Sabes que te estas arrugando?"
Hoy hemos salido a dar una vuelta para disfrutar del día veraniego y tomarnos una cervecita en una terracita al lado de casa. Los niños jugaban alrededor de la mesa y mi marido y yo disfrutábamos del calorcito que nos transmitían los rayos del sol. Pedimos unas tapitas para nosotros y el almuerzo para los niños. Como no, Sergio pidió espaguetis y Julio un filete empanado con patatas fritas. Cuando llego la comida se sentaron inmediatamente para devorar la comida. A Sergio le pusieron los espaguetis en un plato hondo encima de uno llano y señalando al plato me pregunta: "¿Mami porque ponen dos platos?" y le contesto: "Es que la comida se presenta así." a lo que el responde: "¿Y si ya la conoces?".
Como es muy habitual en Julio, no quería trabajar en clase así que se dirige a su seño de inglés y le dice que de su cerebro caen gotas. Aunque su señorita comprende perfectamente español solo le habla en ingles le pide al profesor de gimnasia que le pregunte en castellano exactamente qué le pasa. Su explicación es clara y concisa. 'A mi cerebro le caen gotas porque estoy agotao.' (Cualquier excusa es buena para no hacer su ficha de inglés, supongo.)
Un día después del colegio mi hijo Julio y yo nos sentamos en la mesa de la cocina a merendar. Yo había estado en un curso de fondant el día de antes y tenía una deliciosa tarta decorada con fondant en la mesa. Así que fue fácil para mi decidir que iba a tomar. Me senté con una cuña bastante grande de bizcocho y empecé a devorarlo. Julio que estaba sujetando las puertas de la despensa mirando dentro intentando decidir que le apetecía tomar. Después de estar un ratito ahí mirando se vuelve hacia la mesa y se sienta en la silla. Me mira mientras yo me zampo un bocado de tarta tras otro me pregunta si puede comerse el fondant que yo había dejado en el borde del plato. "¿Mami me puedo comer esto?" "Claro" respondo yo, y le advierto que está muy dulce. "No pasa nada" me responde y empieza a picar trozos de fondant y metérselo en la boca. Después de un rato le pregunto si quiere probar un pedacito de bizcocho, todo esto mientras le enseño un cachito en el tenedor.
El mira el tenedor con cara de asco y me dice. "Mami, yo le digo a mi cerebro: abre la boca. Pero mi cerebro dice: no, no."
Yo no puedo evitar reírme a carcajadas y mientras yo me rio casi sin control y me mira con una expresión de desconcierto. Cuando yo ya recupero el aliento y dejo de reír el me pregunta en tono crítico. "¿Por qué te ries, Mami?"
Esta Semana Santa salimos a ver una procesión, con mi hijo Julio, que pasaba por la puerta de la casa de mis padres. Al pasar un nazareno con la bolsa de caridad le di una moneda a mi hijo para que la echara en la bolsa. Al hacerlo el nazareno le dió una estampa con la imágen de la Vigen de la Esperanza. Mi hijo la coge con una sonrisa de oreja a oreja y la mira muy detenidamente. Levanta la mirada y me mira con los ojos llenos de algeria e ilusión me dice. '¡ME HA TOCAO UNA VIRGEN!"
A lo que mi marido comenta: Le ha hecho más ilusión que si le hubiera tocado un cromo de Cristiano Ronaldo.
Rebecca
lunes, julio 25, 2011
Baja el sol
Tengo un montón de fotos del atardecer en las playas de Rota pero esta es unas de mis favoritas. España, no sabes cuanto te echo de menos!
viernes, julio 22, 2011
¡No te enfades!
jueves, julio 21, 2011
Receta No. 4, Tarta de queso
Esta es una de mis recetas mas fiables - tarta de queso. Me fue muy útil en mis años universitarios, me ayudó conquistar un marido (le preparé 8 tartas en un periodo de 2 semanas durante nuestra primera fase de novios) y aun hoy la uso con frequencia.
Puedes servir esto después de cualquiera comida o simplemente con un cafelito y queda perfecto. Cuando yo vivía en los Estados Unidos, yo la elaboraba con "graham crackers". Una vez que me mudé a España tuve que cambiar la receta para que utilizara galletas María y ha sido un cambio genial.
Antes de hacer la tarta debes utilizar un plato de aluminio redondo. Yo lo he encontado en Mercadona, y se ve en la siguiente foto. En el paquete dijo que el tamaño era de "un litro".
Puedes servir esto después de cualquiera comida o simplemente con un cafelito y queda perfecto. Cuando yo vivía en los Estados Unidos, yo la elaboraba con "graham crackers". Una vez que me mudé a España tuve que cambiar la receta para que utilizara galletas María y ha sido un cambio genial.
Antes de hacer la tarta debes utilizar un plato de aluminio redondo. Yo lo he encontado en Mercadona, y se ve en la siguiente foto. En el paquete dijo que el tamaño era de "un litro".
Empezamos con la corteza. Meter 150 g de las galletas María molidas dentro del plato de aluminio.
Mezcarlo todo bien.
Derretir 75 g de mantequilla en un bol separado y derramar por encima de las migas.
Con una cuchara remover todo y asegurar que este todo bien mojado.
Aplastar las migas.
Debería de parecer a esto.
Para el relleno deberías de poner 450 g de queso philadelphia dentro de un cuenco. Para que salga mejor, el queso no debe estar muy frío sino en una temperatura natural.
Poner un 150 g de azucar por encima.
Juntar los ingredientes de los dos cuencos, o sea, el queso, la azucar, y los huevos batidos y mezclar bien a mano. Si deseas aumentar el sabor de la tarta añade una cucharita de extracto de vainilla o una cucharadita de ralladura de limón o naranja
Con una cuchara vierte y remueve sobre la corteza de galleta. Colocar en el horno a 170 grados durante 35 minutos o hasta que el centro de la tarta este cuajado.
Retirar la tarta del horno. Dejar enfriar un poco y luego conservar en la nevera hasta que se enfrie completamente antes de servir. ¡Preparar esta tarta que os aseguro que es maravillosa!!!
Ava
miércoles, julio 20, 2011
Yo solito
martes, julio 19, 2011
lunes, julio 18, 2011
sábado, julio 16, 2011
viernes, julio 15, 2011
Receta No. 3, Pescado a la galleta María
Mi proxima receta involucra un ingrediente que normalmente, bajo ninguna circunstancia, no se asociaría con galletas maria.... EL PESCADO. El resultado de esta aventura culinaria ha superado todas mis expectativas. Si estáis buscando variedad en tu menu de casa, sugiero que probéis esto!!
Empezar con 400-500 g de filetes de pescado. Elegí a merluza porque a mis niños le encanta.
En un cuenco pequeño, batir un huevo, una cuchara de sal y media cucharadita de pimentón rojo picante. El calor del pimentón hace buen contraste con la dulzura de la galleta. Si os gusta lo picante, añadir más a esta mezcla.
En un plato separado, necesitarás 200 g de galletas María molidas. Debe parecer al pan rallado. Yo las molí en un processor de alimentos.
Bañar cada filete en el huevo.
Y empanar cada filete con las galletas molidas.
Tener todos los filetes preparados para freir.
Freir cada filete en un dedo de aciete vegetal caliente. Dejar adentro del aciete en cada lado por lo menos unos tres minutos o hasta que este bien doradito.
Al final te quedas con un pescado crujiente por afuera pero suave y desmenuzable por adentro.
Una comida perfecta. Pero, claro, tal idea es solo mi opinion personal. En esta ocasión llevé el pescado a dos críticos culinarios muy, MUY exigentes ... mis hijos!! Se lo comieron. Y luego sonrieron y se comían mas y mas y mas. ¡Yo era la madre más contenta del mundo!
Una comida perfecta. Pero, claro, tal idea es solo mi opinion personal. En esta ocasión llevé el pescado a dos críticos culinarios muy, MUY exigentes ... mis hijos!! Se lo comieron. Y luego sonrieron y se comían mas y mas y mas. ¡Yo era la madre más contenta del mundo!
A mi hija le gustó tanto que pensó que su bebé también se tenía que comer un poquito.
¿Qué pensáis de esta receta? Os atreveréis de probarla en vuestra cocina? ;)
Ava
jueves, julio 14, 2011
Anécdotas de niños 1
Solo unas anécdotas de mis hijos para hacernos reír, reflexionar y conocer cómo funciona el razonamiento de unos niños.
-Mamá: “Julio…Te quiero mucho…¿Cuanto quieres a Mamá?”
-Julio: “Una semana”
(Espero que esa respuesta no signifique que la cosa caduca dentro de 7 días.)
Situación: Viajando toda la familia en el coche pasamos al lado de un cementerio)
-Sergio: “CE-MEN-TE-RI-O. ¡Mamá! ¿Eso qué es?
(Yo miro a mi marido. El me mira a mí. Encoje los hombros y continua conduciendo.)
-Mama: “¡UFF! Un lugar donde entierran los cuerpos de las personas cuando se mueren.”
-Sergio: “Como tú eres más vieja,vas a ir pronto, a que sí.”
-Sergio: “Mamá…Que significa GAY”
-Mamá: “¡¡UFF!!UFF!! ………….¿Felicidad?
En una reunión con unos amigos alrededor de una mesa almorzando, mi hijo tiene un pequeño escape de gases. Me mira seriamente y dice: "¡Mamá, cochina!"
Lunes: "Sergio, que te apetece almorzar hoy?"
"Yo quiero comer espaguetis, mamá"
Martes: "Sergio, no se que hacer para comer hoy que te gustaría que hiciera?"
"Espaguetis"
Miércoles: "Hoy vamos a almorzar Pollo en salsa con patatas fritas"
"¡Noooooooooo! yo quiero comer espaguetis"
Jueves: "Papá me ha dicho que nos va a llevar a almorzar fuera hoy"
"Será un Italiano donde pueda pedir espaguetis"
Viernes: "¡Mamá! tengo hambre.....¿Hay espaguetis para comer?"
"No Sergio, no hay espaguetis................."
Sábado: "Sergio, a que tu comida favorita son los espaguetis."
"No mami, son las hamburguesas"
¡UFF!
Rebecca
miércoles, julio 13, 2011
martes, julio 12, 2011
El silencio de la noche
Photographer: Mark Oberle Images subject to © Copyright |
Llevo una temporada que cada noche me cuesta dormirme, me levanto de la cama varias veces para tomar un vaso de agua o leche calentita. Me siento delante de la tele con la esperanza que al tener el volúmen tan bajo y la programación es tan pésima que me aburra y me entre sueño. Al no surgir efecto la tele, me siento delante del ordenador e intento, con poco éxito, que 'Google' me dé una buena respuesta a qué hacer con el insomnio. Desesperada llego a la conclusión que debo aprovechar el tiempo y escribir algo en mi blog. Pero noto que esto de sentarse enfrente del ordenador es en realidad un estimulante. Así que, botón: INICIO pestaña: APAGAR y la torre empieza crujir, pita una vez y silencio. Silencio............
Me levanto miro a los niños durmiendo en sus camas soñando con los angelitos. Mi marido durmiendo como un angelito. Me dirijo al balcón me siento en la hamaca y cierro los ojos. Silencio.........
Es tan tarde que no se escucha nada. Sería capaz de decir que escucho las olas del mar que están a 850 metros de mi casa. Nada se mueve, ni las hojas del los árboles, ni coches, gente, perros, zumbido de aparatos eléctricos, nada. Solo silencio........
Ya empiezo a entender porque me gusta la noche. Es la tranquilidad, sosiego, serenidad que aporta. Silencio.........
Ahí sentada cierro los ojos y mi mente hace un repaso del día. En mi trabajo hay mucho ruido. En casa con dos niños el silencio brilla por su ausencia y cuando llega estas horas de la noche que todos se han acostado es cuando yo empiezo a disfrutar de mis pensamientos. Que en algunas ocasiones son repetitivas y cansinas. Mañana: recoger ropa de la tintorería, pasar coche por túnel de lavado, comprar leche, pegar botón en camisa de marido. Y así podría seguir. Silencio…………….
Rebecca
lunes, julio 11, 2011
Hierbabuena
Me encanta tener esta hierba en mi cocina. El olor me hace pensar en los pucheros de mi abuela que me encanta comer durante el invierno y los mojitos que me gusta beber durante el verano.
Ava
Ava
viernes, julio 08, 2011
jueves, julio 07, 2011
Receta de galletas María No. 2, Parfait de migas María
Un americano pensará en algo dulce a escuchar la palabra "parfait" pero ¿sabías que la palabra es de la lengua francesa y literalmente significa "perfecto"? Perfecto es lo que opinarás cuando este postre llega a tu boca. Es una combinación equilibrada de sabores, texturas ricas (las galletas María sazonadas y el dulce de leche) y frescas (el yogurt natural y el plátano).
Primero necesitarás preparar todos estos ingredientes.
Lo explicaré todo paso por paso.
Primero comenzamos con el dulce de leche. Puedes comprarlo en un tarro en la tienda, pero hoy lo he hecho yo sóla. Os cuento cómo ...
Coge esta lata de leche condensada. Es la lata más pequeña que tenían supermercado Mercadona pero es suficiente para la elaboración de esta receta.
Meter en el agua hirviendo durante 90 minutos. Asegurar que este completamente sumergido. Cuando se acabe el tiempo, sacar y dejar enfriar.
Cuando abres la lata, el color de leche deberia ser similiar a la de mi foto..
Vaciar en un cuenco. Cuando llegue el momento de hacer el parfait, puede ser que tengas que meter el dulce de leche en la microondas un pequeño rato y remover para que este blando y liso.
A continuación, hay que preparar las migas de María. Tienes que machacar 200 g galletas.
Yo metí las galletas en una bolsa de plástico y las aplasté con mis manos.
Para sazonar las migas, echar 50 g de mantequilla en un bol.
Añadir media cucharita de canela molida,
Y media cucharita de azucar.
Derritirlo todo junto en la microondas durante 30 segundos.
Echar encima de las migas. mezclar todo bien.
El próximo paso no requiere mucha explicación: Rodajitas de plátanos.
Cortar tres plátanos y meter en otro cuenco.
Finalmente, yogurt natural. Es preferible uno que no tenga azucares añadidos.
Sólo necesitas 500 g.
Empezamos a rellenar los vasos...
El yogur va primero..
Encima las migas de 'María'.
Despues los plátanos.
Por último unas cucharadas de dulce de leche.
Repetir este proceso que se terminen los ingredientes o hasta que se llenen los vasos. Dejar que se enfrie completamente en la nevera. La receta prepara aproximadamente unos 4 porciones.
Ve y hacer este postre AHORA.
Luego me darás las gracias. ;)
Ava
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