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martes, julio 26, 2011

Anécdotas de niños 2

Julio no lo podemos considerar un estudiante ejemplar.(Recordemos que solo tiene 4 años) Pero eso de colorear y hacer trabajos que requieren destreza manual no es su fuerte. Su señorita Ms. Ashort (O como él la llama 'Mi. Ashito' de forma cariñosa.) me comenta que cada vez que hay que hacer alguna ficha o trabajo manual se le cambia el ánimo. Suele tener, a diario, mil y una justificaciones para evitar la pesada labor de pintar unas cuantas líneas en un papel. Se dirige a ella con la cara desencajada y le dice que esta malito, que no le sale bien o mejor aún, que tiene frío. 

Pero aquí viene lo mejor. 

Un buen día se acercó a la mesa para decirle completamente en serio que no tenía cerebro. Tal era el problema que le describe con solemnidad que su cerebro lo tenía en el pie. En cualquier otra circunstancia se le llevaría urgentemente a un neurocirujano. Pero con un poco de persuasión de la señorita se volvió a su mesa para terminar su trabajo.




Mi hijo Julio tiene una edad entrañable y llena de geniales anécdotas. La mayoría aportada por su señorita del cole.

Hace unos dias en clase mientras la Ms.Ashito estaba de pie delante de la clase explicándoles algo. Julio se levanta de su silla se acerca a ella y le empieza a pellizcarle el codo. Levanta la mirada y le dice: "¿Sabes que te estas arrugando?"




Hoy hemos salido a dar una vuelta para disfrutar del día veraniego  y tomarnos una cervecita en una terracita al lado de casa. Los niños jugaban alrededor de la mesa y mi marido y yo disfrutábamos del calorcito que nos transmitían los rayos del sol. Pedimos unas tapitas para nosotros y el almuerzo para los niños. Como no, Sergio pidió espaguetis y Julio un filete empanado con patatas fritas. Cuando llego la comida se sentaron inmediatamente para devorar la comida. A Sergio le pusieron los espaguetis en un plato hondo encima de uno llano y señalando al plato me pregunta: "¿Mami porque ponen dos platos?" y le contesto: "Es que la comida se presenta así." a lo que el responde: "¿Y si ya la conoces?".




Como es muy habitual en Julio, no quería trabajar en clase así que se dirige a su seño de inglés y le dice que de su cerebro caen gotas. Aunque su señorita comprende perfectamente español solo le habla en ingles le pide al profesor de gimnasia que le pregunte en castellano exactamente qué le pasa. Su explicación es clara y concisa. 'A mi cerebro le caen gotas porque estoy agotao.' (Cualquier excusa es buena para no hacer su ficha de inglés, supongo.)



Un día después del colegio mi hijo Julio y yo nos sentamos en la mesa de la cocina a merendar. Yo había estado en un curso de fondant el día de antes y tenía una deliciosa tarta decorada con fondant en la mesa. Así que fue fácil para mi decidir que iba a tomar. Me senté con una cuña bastante grande de bizcocho y empecé a devorarlo. Julio que estaba sujetando las puertas de la despensa mirando dentro intentando decidir que le apetecía tomar. Después de estar un ratito ahí mirando se vuelve hacia la mesa y se sienta en la silla. Me mira mientras yo me zampo un bocado de tarta tras otro me pregunta si puede comerse el fondant que yo había dejado en el borde del plato. "¿Mami me puedo comer esto?" "Claro" respondo yo, y le advierto que está muy dulce. "No pasa nada" me responde y empieza a picar trozos de fondant y metérselo en la boca. Después de un rato le pregunto si quiere probar un pedacito de bizcocho, todo esto mientras le enseño un cachito en el tenedor.
El mira el tenedor con cara de asco y me dice. "Mami, yo le digo a mi cerebro: abre la boca. Pero mi cerebro dice: no, no." 
Yo no puedo evitar reírme a carcajadas y mientras yo me rio casi sin control y me mira con una expresión de desconcierto. Cuando yo ya recupero el aliento y dejo de reír el me pregunta en tono crítico. "¿Por qué te ries, Mami?"



Esta Semana Santa salimos a ver una procesión, con mi hijo Julio, que pasaba por la puerta de la casa de mis padres. Al pasar un nazareno con la bolsa de caridad le di una moneda a mi hijo para que la echara en la bolsa. Al hacerlo el nazareno le dió una estampa con la imágen de la Vigen de la Esperanza. Mi hijo la coge con una sonrisa de oreja a oreja y la mira muy detenidamente. Levanta la mirada y me mira con los ojos llenos de algeria e ilusión me dice. '¡ME HA TOCAO UNA VIRGEN!"
A lo que mi marido comenta: Le ha hecho más ilusión que si le hubiera tocado un cromo de Cristiano Ronaldo.

Rebecca

2 comentarios:

  1. jajajaja! buenisimo! Mi favorito es: "Mami, yo le digo a mi cerebro: abre la boca. Pero mi cerebro dice: no, no."

    ay, que bueno, aun m estoy riendo...

    Spanish Pinay

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  2. Muy bueno....tienes que cotarnos más de esas anécdotas Ja,ja,ja...todo un personaje!!!!!

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