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Cuando recojo a mis hijos del colegio, una de las primeras
preguntas que les hago, como creo que hace cualquier madre, es como le ha ido
el día de cole. La mayoría de las veces recibo un desinteresado “Bien” o una corta anécdota de lo que han
hecho en el recreo. Casi nunca recibo un detallado relato de los sucesos que
han transcurrido en el colegio.
El miércoles pasado les recogí del colegio,
sorprendentemente recibí un largo y detallado relato de parte de mi hijo mayor
de sus vivencias del día. En un principio me sorprendí gratamente pero luego
llegue a darme cuenta que tanta explicación era una forma de cubrir algo que quería esconder.
Ese día llevaba una nota de parte de su profesora de ingles diciéndome
que tenía que realizar un trabajo en clase y que no lo había terminado porque
estaba ocupado hablando, jugando y distrayéndose con sus compañeros.
El rostro de mi hijo palidecía y se desencajaba a medida que
yo iba leyendo la nota en voz alta y cogía con mucho disgusto un bolígrafo para
pedirle disculpas por su mal comportamiento en clase y su falta de
responsabilidad.
Al finalizar la nota lo mire con ojos amenazantes y por
supuesto con cara de decepción que ‘Luego hablaremos’.
En su defensa tengo que decir que no suele ser un niño de
mal comportamiento y no es habitual recibir notas de las profesoras quejándose de
su conducta. Pero realmente fue decepcionante.
Han pasado ya casi 24 horas desde que
recibimos la nota y aun no he hablado
con el. Realmente no se como plantearlo y tengo que reconocer que le estoy
dando largas. Sé que los padres somos los que educamos y los profesores los que
enseñan. Pero hay veces que me gustaría tener un manuscrito de como actuar, parecido a los libros del profesor que tiene todas las respuestas a las preguntas.
Hoy inevitablemente tendremos su padre y yo que hablar con el. Irremediablemente
por cada acción hay una reacción. Indiscutiblemente habrá una consecuencia pero
que me gustaría que no tuviéramos que estar siempre con la regañinas y sermones.
Feliz fin de semana, creo que a mi me queda un largo fin de
semana por delante. ¡Uff!
Rebecca
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