Cuento de Buenas Noches.

Desde que mi hijo mayor cumplió unos 18 meses, he creado una rutina antes de dormir. Nosotros lo llamamos: "Cuento y hablar". Es eso mismo. Después de ponerse los pijamas y lavarse los dientes. Me acuesto en la cama y leemos un cuento corto. Normalmente dejo que lo elijan ellos. Si es muy largo antes de empezar nos ponemos de acuerdo para elegir una página que va ser la última de esa noche. Después de leer el cuento o fragmento de una historia me gusta hacerles preguntas divertidas sobre lo que hemos leído. Tipo: "...y si el lobo feroz hubiera bajado la chimenea de cabeza en vez de culo, ¿Se habría quemado el hocico o las orejas?" o "¿Porque no tiene pelo Calliou y su hermana si?"...espera....espera...este es mejor...."Porque los cabritos no le golpearon la pezuña, sedosa de harina con un palo, del lobo para ver si gritaba como mamá cabra?"(Un poco siniestro, no?)

 
Claro está que cuando tenía 18 meses no podía hacerles ese tipo de preguntas pero algunas un poco más elementales. Pero a medida que han ido creciendo las preguntas son más y más enrevesadas. Cuando empiezan a leer, como ahora le pasa a mi hijo Julio, leemos cuentos con pictogramas. Suelen ser divertidos porque cooperamos en la lectura y le dejo leer algunas de las palabras sencillas. 

 Mi hijo mayor tiene 8 años y desde hace unos 2 años me lee el los cuentos a mi. Ahora me atiborra de cuentos de Gerónimo Stilton y Capitán Calzoncillos. 

Pero lo mejor viene cuando "hablamos" Solemos empezar la conversación con que es lo que más nos ha gustado del día y lo que menos nos ha gustado del día. Y realmente es para poder dedicarle un tiempo de calidad con cada uno de ellos. Hablamos todo aquello que no tenemos tiempo de hablar durante el ajetreado día.

Son solo unos 15 a 20 minutos que dedicamos a hacer esto. Y sinceramente merece la pena cada segundo. 

Rebecca