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viernes, octubre 14, 2011

Carta de un hijo a los padres

Hace muchos años, antes de ser madre me dieron una copia de esta carta. Cuando lo leí me impresiono mucho. Era algo que parecía tan lógico, pero cuando miraba a mi alrededor veía que muchos padres hacia todo lo contrario de lo que se pide en esta carta, pensé tenerlo cerca para usarlo como guía. 

Desde que soy madre me gusta leerlo de vez en cuando y hacer un pequeño examen de conciencia con él en la mano. 


Pintura de Arthur Claude Strachan


Carta de un hijo a los padres

No me des todo lo que te pida. A veces solo pido para ver hasta cuánto puedo recibir.

No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.

No des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.

Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si es castigo.

No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufre.

No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decídete y mantén esa decisión.

Déjame valerme por mí mismo. Si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices.

Cuando yo hago algo malo no me exijas que te diga el "por qué lo hice". A veces ni yo mismo lo sé.

Cuando estés equivocado en algo admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti. Y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.

Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos; ya que por ser de la familia no quiere decir que no podamos ser amigos también.

No me digas que haga una cosa y tu no la haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas; pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.

Enséñame a amar y conocer a Dios. No importa si en el colegio me quieren enseñar; porque de nada vale, si yo veo que tú ni conoces ni amas a Dios.

Cuando te cuente un problema mío no me digas "No tengo tiempo para tonterías" o "eso no tiene importancia". Trata de comprenderme y ayudarme.

Quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.
ABRÁZAME, NECESITO SENTIRTE mi amigo, mi compañero a toda hora.



Espero que al leerlo te haya hecho pensar como me hace a mi. 

Feliz fin de semana!

Rebecca

3 comentarios:

  1. Buff, me alegro de decir que practicamente lo cumplo todo!!! yuppie!! :-)

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  2. Ýo también la leí en un periódico hace poco. Me encanta. Gracias por compartirla.

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