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miércoles, abril 27, 2011

Trucos de supervivencia

En Semana Santa mi familia y yo nos solemos desplazar a la cuidad donde viven mis padres y la familia de mi marido. Estando allí solemos ver las procesiones de las imágenes, nazarenos y sobre todo los percusionistas de las bandas que siguen cada imagen. Esto último por expresa exigencia de mi hijo el menor. En sus palabras "¡Quiero ver los del tambor grande!"


Estando presente en una procesión me di cuenta que había un niño, de unos 7 u 8 años aproximadamente, vestido de penitente llorando amargamente. Uno de los de la escolta del Cristo se le acerco al niño para hablar con él. El niño no dejaba de llorar y gesticular con mucha angustia. Como se encontraban retirados y la banda que acompañaba el Cristo del Amor no dejaba de sonar. Concretamente uno de los músicos con una corneta estaba, deleitando mis pobres y sensibles oídos, con un solo. ¡Uff! Me fue imposible escuchar exactamente lo que el niño le explicaba, al visiblemente preocupado, señor. Pero al pasar por mi lado lo escuche reconfortar al niño diciéndole que, no se preocupara que él le ayudaría a encontrar a su padre.

Aquí es cuando mi mente salto de un recuerdo a otro. Me venían imágenes de caras de madres y padres  con las caras desencajadas por el pánico, angustia, desesperación buscando a su hijo o hija en un lugar público lleno de personas.

Yo afortunadamente no me he visto nunca en esa situación. Sinceramente espero no tener que vivirla nunca. Creo que siempre he sido bastante precavida en ese sentido y siempre me he adelantado a que ocurriera una cosa por el estilo.

He tenido varios trucos, si me lo permites, para sobrevivir una salida con mis hijos en un centro comercial, feria, Semana Santa, Playa etc.

En primer lugar desde que mis hijos eran muy pequeños, unos 2 a 3 años, siempre les he dicho que no se vayan con nadie que no sea mamá, papá o los abuelos. Si se diera el caso de perderse que buscara un "Policía" en lenguaje para niños. Ellos no distinguían un guardia de seguridad de un policía. Pero era un punto de referencia para ellos.

Les recordaba como es lógico que no se podían ir de nuestro lado y que no nos soltara de la mano.

Cuando eran un poco más grandes y podían orientarse en unos espacios grandes. Al entrar al recinto o lugar que fuera. Siempre les señalaba algo especialmente llamativo y único. Por ejemplo si era un centro comercial les decía que si se perdían que nos veriamos en la puerta de la tienda de juguetes. Si era en la feria les dicía que nos encontramos en el arco de entrada del recinto ferial.

Por último les pinto, con un bolígrafo, en el antebrazo mi número de móvil. Les digo que si se pierden tienen que buscar un 'Policía' y pedirle que les deje llamar a su mamá que esta aquí, señalando al teléfono pintado en el brazo. Este mensaje es, por mi experiencia, el que causa más efecto. Sobre todo cuando Mamá le pinta el cuerpo con un bolígrafo. Ya que nosotras las mamás siempre estamos ahí con la esponja llena de jabón o toallitas para quitarles cualquier pequeño rastro de suciedad que pueda aparecer.

Estos trucos, desde luego, no van a evitar que el niñ@ se pierda. Pero siempre te queda la tranquilidad de saber que hay una alternativa a correr desesperadamente sin rumbo buscando a tu hij@. Espero que nunca os veáis en esa situación y si se diera el caso que haya un plan B.

Rebecca

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