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jueves, abril 21, 2011

Natación en familia.


La vida de una madre trabajadora suele estar llena de carreras para ir del colegio al trabajo y vuelta al colegio por los niños. Saltos de una tienda a otra para encontrar las mejores ofertas. Extira lo que puede las horas del día para hacer todo lo que tiene previsto hacer. Con todo esto, no tiene hecho el ejercicio para llevar una vida, que se consideran saludable.

El gimnasio, las clases de Pilates y los partidos de pádel pasan a segundo lugar para muchas madres cuando se tiene hijos. En mi caso yo nunca he tenido mucha afición para realizar deporte pero si iba a clases de Tai-chi. Pero a raíz de quedarme embarazada dejé de asistir porque después de un largo día de trabajo me encontraba tan cansada que no tenía fuerzas. (solo podía dormir y comer) Así que deje de ir y no he vuelto a participar en ninguna actividad por el estilo hasta hace unos 3 años.

Buscando una actividad que fuera completa y que pudiéramos disfrutar todos nos apuntamos a natación. Mi hijo pequeño sólo tenía 16 meses y el mayor 4 años cuando empezamos. Al principio era todo una situación bastante estresante, tenía que desvestir a dos niños pequeños, ponerles los bañadores y demás enseres necesarios para la piscina cubierta y cuando terminaba con esa tarea me tenía que poner el bañador e intentar salir airosa de todo con la máxima rapidez posible. Ya que había una media docena de madres esperando utilizar los cambiadores cuando yo terminara.  Pero pronto se convirtió en una rutina bastante fácil de hacer y llegamos a ejecutar una rutina bastante eficaz.

Mis hijos aprendieron mucho en los primeros años. Desnudarse y vestirse solos se convirtió en una necesidad así que pronto fueron adquiriendo más y más habilidad en ello. Responsabilizarse de sus cosas y no dejarlas detrás sus pertenencias también fue una de las grandes lección aprendidas. Ducharse prácticamente sólos y no perder la noción del tiempo en el proceso fue para mí una de las cosas más difíciles de enseñarles, pero que a día de hoy hace que la convivencia en casa sea más fácil. 


Las instalaciones de la piscina municipal no tenía nada que envidiarle a ninguna que yo haya conocido y los monitores eran cariñosos, carismáticos y resueltos. Mis hijos sentían que podían confiar en ellos y disfrutaban enormemente las clases. En algunos momentos han tenido que ir superando sus miedos pero los monitores les animaban y apoyaban.

Lamentablemente hace poco tuvimos que dejar de hacer esta actividad, después de casi 3 años haciéndolo, era parte de nuestras vidas, y lo echamos mucho de menos. Tenemos como objetivo para el próximo curso escolar volver apuntarnos y no dejar la natación en el olvido.

No puedo dejar de mencionar el bien que ha hecho las clases de natación. Ha ayudado a mis hijos en su autoestima y seguridad en sí mismo. Sin olvidar el superar el miedo respeto al água y salir nadando.

Lo que yo más disfrutaba de todo era verlos felices jugando, salpicando, buceando y lo más importante divertirse.

Rebecca

1 comentario:

  1. Es un ejercicio estupendo, sin impacto para nuestras articulaciones que cada vez se van haciendo más viejas, y se adquiere fuerza para seguir trabajando. Yo lo practico a la vez que mi hijo y os lo recomiendo a todas, no necesito babysitter, y es un gustazo meter la cabeza en el agua y sólo oir "nada".

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