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miércoles, marzo 19, 2014

Reflexiones de un niño

Como cualquier familia en España nos encontramos bombardeados por noticias de la mala situación económica que esta pasando el país. Hay una infinidad de reportajes de la recesión, corrupción, paro y por supuesto disputas políticas entre el partido gobernante y la oposición.  

Mis hijos viven,ven y escuchan todo tipo de comentarios sobre la mala situación y la palabra "crisis" están presente siempre. 

Un día mientras desayunábamos mi hijo mayor me pregunta si despiden al presiente del gobierno desaparecería la 'crisis'. A lo que no pude evitar dar una carcajada y contestarle que ojalá fuera tan fácil. 

Mi hijo pequeño que tiene 7 años, desde que tiene uso de razón, esta escuchando que España esta en crisis. Él un día me preguntaba cuando iba a caducar 'la crisis'. A esto no le pude contestar. 

¡Que difícil es explicarle a los niños este tipo de situaciones! 

Rebecca

lunes, marzo 10, 2014

La corona de Cristo


El miércoles pasado fue el Miércoles de Ceniza lo cual significa que empieza la cuaresma y mi hija trajo un proyecto de su colegio  que me encantó. En su clase de religión hizo la corona de espinas de Cristo. La corona está hecha de masa y tiene unos palillos de dientes clavados por encima. 

A mi hija le dijeron que tiene que ayudar a los demás durante la cuaresma y cuando haga algo bueno para otra persona puede quitar una de las espinas de la corona. Debe de quitar todas las espinas antes de viernes Santo. 

En casa ha tratado de ayudar más con los deberes de la casa y me cuenta de cómo ayuda sus compañeros de clase. Ha estado quitando un palillo por cada cosita que ha hecho.  Esta muy animada por terminar la actividad. Me gusta este proyecto para hacer durante la cuaresma. Si no queréis hacer la corona con masa también se puede usar plastilina para tener dónde clavar los palillos. Otra opción para este proyecto será hacerlo toda la familia. 

¿Algunos de vosotros están preparando algo especial para la cuaresma o la semana santa?

Ava

miércoles, marzo 05, 2014

Viaje en tren

Como podemos viajar en un transporte publico con un niño y no morir en el intento. El domingo tuve que coger un tren para viajar. En las 4 horas y media observe como distintas familias afrontaban el tener un niño pequeño confinado a una silla durante un periodo de tiempo bastante largo sin perder su salud mental y evitar que los que le rodeaban no empezaran echarle ojeadas de desaprobación. 
Una familia venia completamente preparada para el tren con su hijo de unos 3 o 4 años. Se sentaron e inmediatamente le ofrecieron conversación al pequeño. Le preguntaron si creía si el tren iba a ir rápido o lento. Si tendrían suerte y verían alguna vaca en el campo. Y así continuaron con un sin fin de preguntas y a veces,  abstractas contestaciones. 
No suelo escuchar las conversaciones de los demás pero al ir sola en el tren y sin mucho entretenimiento que el observar a la gente allí me era muy difícil ignorar lo que sucedía al mi alrededor.   
La conversación inevitablemente llego a un fin y no habia mucho mas que pudiera decirse del tren y el viaje. La madre saco una mochila de debajo de el asiento y le ofreció al niño juguetes y algún muñeco de acción que parecía entusiasmar al pequeño. El tiempo que le dedico a jugar fue relativamente corto, yo calcularía que seria unos 20 minutos como mucho. Pronto se le ofreció un tentempié y tras engullir un enorme bocadillo el padre le ofreció ver  sus dibujos favoritos en una tablet y le coloco unos simpáticos auriculares infantiles, que yo personalmente agradecí infinitamente. Ya que escuchar las particulares voces de los dibujos animados no era de mi agrado. 
La historia no termina aquí. A mitad de camino de mi destino se sube una joven madre con su hija de unos 2 a 3 años. Estas toman asiento y empieza la tortura durante una hora y cuarto hasta que se bajaron en su parada. La niña no conseguía sentarse ni entretenerse con nada ya que la madre tenia poco o nada que ofrecerle. No creo conversación ni entablo una complicidad con la niña ya que estaba bastante ocupada escribiendo en su teléfono movil o regalándole a la niña que se quedara quieta y no molestara. O mejor aún mandándole a callar por que estaba llorando. Durante toda su estancia en el tren solo se escuchaba a la niña decir 'Mamá, mamá, mamá' o '¡Buuuuaaaaaaaaa!' Y la madre decir.'¡Calla Paula! ¡Quedate quieta! !No te muevas mas! ¡Hay que ver que cansina eres, Paula' 

Con un poco de preparación y buena voluntad lo mismo el viaje habría sido más agradable. ¡PARA TODOS!

Rebecca

sábado, marzo 01, 2014

Guantes de esqui.

El ir de compras con niños suele ser una tortura pero yo no puedo evitar contaros cuando me pasan anécdotas como la de hace unos días. Me reafirma que tengo que seguir obligando a mis hijos ir al supermercado. 
Julio y yo fuimos a una muy conocida tienda de ropa de deporte en nuestra localidad. Estando allí estuvimos buscando unos guantes para la nieve. Cuando por fin encontramos el pasillo de la ropa de esquí. Cuando encontré la sección de guantes infantiles me dispuse a probarle unos guantes de esquí básicos. Cuando pasaron mas de 15 minutos buscando unos guantes de la talla adecuada, color preferente y modelo mas térmico. 
Mi hijo ya tiene cara de pocos amigos. Una postura corporal que grita '¡Sácame de aquí!' Y un ritmo de respiración que roza el suspiro eterno.
Ahí me tienes arrodillada en el pasillo de la tienda intentando por quinta vez meter el meñique y dedo anular en los guantes para ver si la talla era la correcta. 'Julio hijo, haz fuerza con los dedos e intenta meterlos bien en los guantes!' Tres minutos después. 'Juuliooooo ayuda a mamá a ponerte los guanteeeeeees!' El no consigue coordinar los dedos para que entren los gruesos guantes de esquí. 
Dos minutos después mi hijo suspira profundamente y me dice. 'Mami, lo que a mi me gusta son los guantes de boxeo' señalándome, con su mano libre, unas manoplas para esquiar de su talla, colgadas en un expositor de la tienda. 
Momento que a mi se me iluminan los ojos, en un rápido movimiento, dejo los guantes en su lugar, cojo las manoplas y le tomo la pequeña mano de mi hijo y nos dirigimos hacia la cajera. 

Rebecca